lunes, 10 de diciembre de 2007

CRONICA LIMONCHELO TOUR II. Asaltando el Fortin


El día amanece tranquilo, sin viento, sin sobresaltos. Acarrean sus pertrechos y se dirigen pacientes al punto de reunión. Congregados allí, procedentes de todas las tribus, están los guerreros preparándose para la gran batalla. Cada uno aporta a su montura motivos de distinta índole, cada uno se motiva como cree más conveniente.

Como en toda buena guerra que se esboza previamente, los planes se desbaratan nada mas comenzar. La salida es un poco ambigua, pero pronto se reorganizan para el primer enfrenamiento. En la colina de la Croqueta de la Muerte combaten con todo su poder, desplegándose por grupos y rebasando todo tipo de dificultades. Despilfarro de coraje, valor e inspiración por parte de los más valientes. Algún que otro incidente, pero cero bajas, la situación les favorece.

Prosiguen hacia la batería de Cenizas con la moral muy alta, manteniendo en la medida de lo posible la formación. En la travesía ascendente van encontrando tropas no aliadas, que bajan por el camino amilanadas, portando estandartes y señas de clanes ya olvidados. Alcanzan la cima y la posición es suya. Ingesta de víveres para restaurar fuerzas. Intento desfavorable de reagruparse. Primeras bajas. Continúan pese a la plaga de insectos que los azota...

Ultima fortaleza por conquistar antes de llegar al Fortín. El pasaje que se une con el Treinta tres esta lleno de peligros, de sacrificios y la compañía se estira desmembrándose. En un intento fallido por mantenerla unida, los jefes se sitúan estratégicamente para mantener el orden, pero todo es fútil. Aún así alcanzan el objetivo y una vez mas, toman la cumbre del collado. Los exploradores que subieron a los Molinos se disiparon y optan por abandonarlos a su suerte. Se reagrupan en un acantonamiento improvisado a la falda de un ladeado sendero. Un cabecilla, con un nutrido grupo, opta por machacar tropas dispersas en las proximidades del Higadillo. El otro, acompañado de su segundo, un herido y un poderhabiente, escogen enfrentarse solos, al inexpugnable Fortín del Descargador.

Se reparten chalecos antifragmentarios limonados antes del ataque final. Se lucha codo a codo, palmo a palmo, centímetro a centímetro...pero carecen de efectivos para atravesar su sistema de defensa. Cuando la embestida parece perdida, se congrega con ellos el resto de la tropa y atacan con soltura por flancos. Asaltan con furia, arrasándolo todo a su paso.

Tras la refriega, se contabiliza el número de bajas y se exige a los vencidos la recompensa de un suculento botín, que se diluye ante sus atónitos e incrédulos ojos. Los grandes yacimientos de Paella y riachuelos de Limonchelo, han sido saboteados....

Tendran que volver el invierno que viene..............

de vuelta a la trialera...

Bueno...mi intencion era volver en septiembre a escribrir en este espacio...pero por diversas razones no he podido hasta ahora. Asi pues regreso con ganas, pero con una conexion asquerosa....veremos a ver lo que duro...